PARA SER FELIZ DEBEMOS TOMAR DESICIONES
En la mayoría de los casos cuando cerramos una puerta no lo
hacemos por orgullo ni aún menos por cobardía. Lo hacemos porque ya no encaja
lo invertido con lo recibido, porque ya no quedan ganas, porque ya no cuadran
los puzles, los ánimos, los sueños. Es entonces cuando toca cruzar el umbral
del miedo para abrir otras puertas, para ser felices
Pero antes de hablar de esos universos que se abren detrás
de muchas puertas que llevan nuestro nombre, prestemos atención en las puertas
que no hemos cerrado ya que debemos cerrar ciclos, terminar una etapa, dejar un
trabajo o incluso poner fin a una relación
Todos nosotros padecemos, la costumbre de sintonizar el
mismo canal emocional: el canal del sufrimiento, del apego a lo perdido, al
recuerdo de lo no logrado, al de la
amargura que nos producen las decepciones vividas. De algún modo, y teniendo
presente todo este abismo de complejas emociones, lo que hacemos muchas veces
es dejar infinidad de puertas abiertas con el cartel del “por si acaso”. Pero,
es necesario cerrar esos ciclos por
nuestro equilibrio y salud emocional. Aunque la sociedad e incluso la educación
que hemos recibido nos han convencido siempre de que podemos tenerlo todo sin
renunciar a nada.
Cerrar todas esas puertas que nos traen vientos
desagradables es hacer un acto de valentía que se traduce en el propio acto de
madurar, de crecer y de obtener una cierta calidad de vida, ya que si no nos
atrevemos a cruzar esos umbrales para dar un portazo definitivo a lo que duele,
a lo que no encaja y nos desgasta, estamos renunciando a nuestra propia felicidad.
Cerrar una puerta no es precisamente fácil. Porque de algún
modo, no solo dejamos atrás lo que nos hace infelices, a veces, también estamos
obligados a renunciar a ciertas cosas que sí nos identificaban, que eran
nuestras y nos hacían felices.
Las claves para finalizar una etapa y hallar un nuevo
universo personal están en:
- Practicar la responsabilidad personal a través del
diálogo interno contigo mismo.
- Pregúntarte qué te aferra, qué te detiene para dar el
paso a la hora de cerrar esa puerta.
- Definir tus miedos, ponerles nombre e intentar
racionalizarlos.
- Preguntarse si dentro de unos años nos gustaría estar en
el mismo sitio en que estamos ahora.
- Dejar de recordar las palabras no dichas cuando hubo la
oportunidad y nos venció la cobardía
- No dejar que nos pesen más las oportunidades perdidas e
infinitos “por qués” que jamás tendrán respuesta.
También recordemos que esas entradas, a esos nuevos
universos de oportunidades no aparecen por arte de magia. Hay que ir a
buscarlos, hay que propiciarlos y poner en marcha determinados mecanismos
internos para que esto, suceda. Mira a tu alrededor con ilusiones renovadas y
sobre todo siendo conscientes de que "Para ser felices debemos tomar
decisiones"
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