viernes, 22 de abril de 2016

RESOLVER LOS ASUNTOS PENDIENTES

MENSAJE VIOLETA!!

FELIZ VIERNES!!

Resolver los asuntos pendientes no tiene que ver con la muerte, sino con la vida. Me refiero sobre todo  a nuestras preguntas más importantes, como ‘Sí, me he ganado la vida, o si  ¿Me tomé el tiempo para vivir de verdad? ’ Muchas personas han existido, sin embargo jamás han vivido de verdad, Y gastan, grandes cantidades de energía en mantener ocultos sus asuntos pendientes porque  no se dan cuenta que los asuntos pendientes son el mayor problema de la vida por esta razón empieza  alivianar tu vida resolviendo tus asuntos pendientes

DANA MILANO #Misionvioleta #danamilanocoach



RESOLVER LOS ASUNTOS PENDIENTES

MENSAJE VIOLETA!!

FELIZ VIERNES!!

Resolver los asuntos pendientes no tiene que ver con la muerte, sino con la vida. Me refiero sobre todo  a nuestras preguntas más importantes, como ‘Sí, me he ganado la vida, o si  ¿Me tomé el tiempo para vivir de verdad? ’ Muchas personas han existido, sin embargo jamás han vivido de verdad, Y gastan, grandes cantidades de energía en mantener ocultos sus asuntos pendientes porque  no se dan cuenta que los asuntos pendientes son el mayor problema de la vida por esta razón empieza  alivianar tu vida resolviendo tus asuntos pendientes

DANA MILANO #Misionvioleta #danamilanocoach



martes, 19 de abril de 2016

LA RECIPROCIDAD ES UN ACTO DE LIBERTAD

LA RECIPROCIDAD ES UN ACTO DE LIBERTAD

“Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato es quien lo disimula, más ingrato es quien no lo devuelve, y mucho más ingrato quien se olvida de él”–Lucio Anneo Séneca-

El hecho de esperar algo de los demás y muchas veces no ver cumplidas nuestras expectativas puede suponer una dura decepción, haciendo que muchas veces nos replantiemos el hecho de seguir dando y empecemos a ser más conservadores.

Por lo general esperamos de los demás, como mínimo, lo mismo que les hemos dado: esto nos trae sufrimiento, ya que pocas veces nos sentimos correspondidos. Nos sentimos frustrados o nos sentimos  utilizados, ya que no han sabido devolvernos tanto como esperábamos de ellos y probablemente esto nos hará sufrir, ya que con frecuencia descubriremos que recibimos menos de lo que creemos dar

Vivimos en una sociedad donde tendemos a medir todo lo que damos y también lo que nos parece justo recibir en función de lo que hemos entregado. Pasamos mucho tiempo valorando lo que los demás nos devuelven a cambio de lo que damos. Hemos convertido la reciprocidad en una moneda de cambio, pero contrario a lo que hemos aprendido, la reciprocidad no es sufrimiento si descubrimos el gran potencial que tiene para permitirnos disfrutar de las relaciones, así como de nuestra entrega a los demás.

En muchas ocasiones, lo que nos motiva a dar algo a los demás, es un interés por su bienestar, aunque no seamos conscientes en el trasfondo de muchas de las conductas con las que pretendemos agradar se encuentra la necesidad de recibir. Damos, casi de manera desesperada, porque también necesitamos.
De alguna manera subconsciente, creemos que “si miramos por los demás, ellos acabarán mirando para nosotros”  y es esta una creencia errónea que nos llevará hacia el sufrimiento y los conflictos en las relaciones interpersonales.
Es mucho más sano mirar por uno mismo, sin esperar nada de los demás; por tanto, sin pretender agradar para conseguirlo. Por supuesto, esto no quiere decir que no vayamos a mirar por los demás, lo haremos si así lo queremos pero evitando poner como condición en nuestra mente recibir algo a cambio.
Así, la satisfacción de dar a los demás se convertirá en el único motivo para hacerlo y en el motor principal de la reciprocidad, ya que si no esperamos nada de nadie, la gratitud y la satisfacción serán máximas.

De ésta forma, entendemos que la Reciprocidad, es un acto de libertad, que corresponde a cada persona decidir qué quiere dar, cuándo y cómo. Y sólo desde el respeto hacia las decisiones de los demás podremos disfrutar plenamente de los beneficios de la reciprocidad.

Cada persona decide, si dar algo o hacer algo por los demás; si esto es así, nadie debe nada a nadie, ya que somos libres y no tenemos la obligación de corresponder, como tampoco la tienen con nosotros es solamente que de esta forma, dejaremos de medir lo que los demás nos dan, porque solo forma parte de su decisión, y no tienen obligación a darnos, aunque nosotros ya lo hayamos hecho con ellos.

Así, la reciprocidad se convertirá  en un instrumento de intercambio espontáneo, de satisfacción y agradecimiento.

DANA MILANO #danamilanocoach

lunes, 18 de abril de 2016

LO QUE NO APRENDES SE REPITE

LO QUE NO APRENDES SE REPITE

“No hay ninguna felicidad, y de eso estoy seguro, que se pueda obtener de escapar, y mucho menos de huir hacia el pasado”.-Jorge Bucay-

Resulta imposible y poco viable querer estar bien siempre, o que los acontecimientos nos sonrían continuamente, ya que no existe ninguna fórmula que podamos utilizar para evitar que algo que nos desagrada no suceda.
La realidad es que aquellos sucesos que nos han hecho lamentarnos también nos han enseñado a levantarnos una y otra vez  y al mismo tiempo nos hemos dado cuenta que, estamos provistos de herramientas que podemos utilizar para soportar las caídas pero, para poder  conocerlas  necesitamos afrontar siempre aquello que nos molesta y buscar la manera de repararlo.

Es cierto que ante la percepción de una amenaza, como seres humanos las respuestas son dos: la huida o la lucha.
Es totalmente entendible que, si nos hemos roto por dentro, sintamos que la solución más factible es la de salir corriendo pero, estamos obligados a seguir el proceso porque si pretendemos huir  tarde o temprano nos daremos cuenta que el problema  sigue ahí, es entonces cuando nos derrumbamos porque esto implica  un cambio interior, que inicialmente no entendemos y que nos descoloca por completo, volviéndose molesto si no conseguimos darle la importancia y el tiempo necesario, para volver a reconstruirnos, decir adiós al dolor, encontrar la voluntad para escucharnos detenidamente y decidir ser valientes ante la situación que no nos permite continuar.
Lo que no aprendes se repite.
Por esta razón cuando llegue el momento y hayamos sabido cómo enmendar lo que era molesto, habremos aprendido mucho más de lo que podemos pensar y saldremos fortalecidos de estas circunstancias que nos han puesto de cara a la vida en toda su profundidad. Si, por el contrario, permitimos que aquello que nos bloquea siga estando ahí tendremos las manos y los pies atados y aunque creamos movernos, no lo haremos. La cobardía, en este caso, no es tenerle miedo al problema, sino no hacer nada para que no te supere, pues ser valiente es decidirse  plantarle la cara a sus serpientes.
DANA MILANO #danamilanocoach