BENDECIR EN LUGAR DE
MALDECIR
Un sabio africano
explicó con una parábola que maldiciendo se hace uno más daño que bendiciendo,
incluso al enemigo.
Parábola de los pájaros
blancos y negros.
Imaginemos dos paredes
frente a frente cada una con multitud de pequeños agujeros donde anidan pájaros
blancos y negros. Los primeros son nuestros buenos pensamientos o palabras y
los segundos los malos. Como los agujeros tienen distintas formas los pájaros
negros solo pueden entrar en los agujeros negros y los pájaros blancos solo
entran en lo agujeros blancos.
Supongamos dos individuos: X y Z. Un día X
lanza un mal pensamiento contra Z. Suelta un pájaro negro que deja libre su
agujero negro y va a buscar en la pared de Z otro agujero negro. Pero Z no le
replica por lo tanto el pájaro negro de X no encuentra donde posarse y ha de
volver a su agujero de donde salió cargado con el mal que llevaba y que
descarga al mismo X.
Pero si por el
contrario, Z le responde a X con otro pensamiento malo, le lanza su pájaro
negro dejando libre un agujero que va a ocupar el pájaro negro de X. De esta
manera los dos hombres se estarán
destruyendo mutuamente. Pero cuando cada pájaro haya depositado su carga
negativa en el agujero del enemigo volverá a su pared aumentando el mal para X
y Z.
Si solo enviamos pájaros
blancos, incluso cuando nuestro enemigo nos envíe negros, éstos no tendrán
dónde alojarse y se volverán contra su dueño. De este modo si solo emitimos
buenos pensamientos ningún mal podrá alcanzar nuestro ser más hondo Y no solo va hacia su objetivo sino que vuelve a
nosotros con toda su carga de bien.
Lo que deseamos para él otro lo recibiremos
nosotros.
Sin embargo bendecir y
amar no implica “sentir”. Yo puedo sentir antipatía u otros sentimientos de
repulsa hacia alguien y sin embargo desearle y hacerle el bien y bendecirlo.
Porque el amor reside en la voluntad no en el sentimiento.
DANA MILANO
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