HAY PERSONAS CRUELES DISFRAZADAS DE BUENAS PERSONAS

HAY PERSONAS CRUELES DISFRAZADAS DE BUENAS PERSONAS

“El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad”

-Albert Einstein-

Hay personas crueles disfrazadas de buenas personas, aparentan ser bondadosos pero detrás de esa bondad esconden profundas frustraciones. Son seres que dañan, que agreden mediante chantaje emocional basado en el temor, la agresión y la culpa.

Todos nosotros, en algún momento, hemos conocido a una persona con este tipo de perfil. Seres que con halagos y atenciones nos manipulan. Personas que caen bien, con éxito social, pero que en privado, perfilan una sombra oscura y en sus corazones se respira la crueldad, la falta de empatía e incluso la agresividad

Solemos decir que “quien hiere es porque en algún momento de su vida también fue dañado”. Que quien fue lastimado, lastima aunque no siempre nos guste admitir que las personas crueles y la maldad existen.

Las personas crueles, en ocasiones, disponen de ciertos componentes biológicos que les inclinan hacia determinados comportamientos agresivos. Aunque en nuestra vida diaria no siempre nos relacionamos con ellas, sí somos víctimas de otro tipo de interacciones como: las de la falsa bondad, la agresividad encubierta, la manipulación, el egoísmo sutil, la ironía más dañina, etc. Que son derivados de personas con carencia de Inteligencia Emocional, que viven en un entorno poco afectivo y por lo tanto tienen un déficit en la liberación de oxitocina.

Todos podemos ser víctimas de las personas crueles. No importa la edad, el estatus o nuestras experiencias previas. Estos perfiles habitan a nivel familiar, en entornos laborales y en cualquier escenario. Sin embargo, podemos identificarlas de diversos modos como:

-La persona de oscuro corazón nos cautivará con la mentira.

-Se vestirán de hermosas palabras y actos nobles, pero poco a poco surgirá el chantaje.

-Más tarde, con sus actos generaran emociones como el miedo, la culpa y la violencia mental.

-Estar frente a ellas nos da la sensación de que no hay salida. De que nos tienen bajo sus redes.

Sin embargo, hay que recordar algo “es más poderoso aquel que es dueño de sí mismo”. Así pues, hay que romper el juego de la dominación y de la agresividad con contundencia y la clave está en la no tolerancia. No importa que sea nuestra hermana, nuestra pareja nuestro compañero de trabajo. Recuerda que quien perturba tu calma y equilibrio solo busca una cosa: apagar nuestra autoestima para tener el control, entonces es aquí donde solo cabe una sabia opción: la distancia.

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