miércoles, 16 de agosto de 2017

HUIR DE NUESTRAS EMOCIONES PASANDOLAS POR EL ESTOMAGO Y DIGIRIENDOLAS COMO CULPA

HUIR DE NUESTRAS EMOCIONES PASANDOLAS POR EL ESTOMAGO Y DIGIRIENDOLAS COMO CULPA

Hoy en día el sobrepeso es uno de los grandes problemas del ser humano. La Organización Mundial de la Salud habla de esto comparándolo como una epidemia, especialmente en países como Estados Unidos, Reino Unido, México o China, en donde el número de obesos se ha triplicado.
Esta situación ha hecho que se hayan formado muchos mitos en torno al sobrepeso y  asociarla  con el descuido, con lo feo y lo indeseable haciendo que este problema tenga para quienes lo padece  una fuerte carga psicológica. Porque lo que le preocupa a muchos no es el peso de su cuerpo, sino la forma de su cuerpo. O sea el contraste entre su silueta y el ideal de la silueta.
En educación Emocional el sobrepeso podría ser una forma de defensa cuando, hay un conflicto inconsciente relacionado con una sensación de incapacidad que no se tolera entonces se encubre mediante el sobrepeso, creando un  malestar psicológico que trae como resultado no responder al canon de belleza que impera en nuestra sociedad.
La clave para manejar este sobrepeso emocional está en hacer una buena evaluación.  Para motivar al  paciente para que siga unas determinadas pautas de ejercicio y alimentación, que junto con el metabolismo son los principales reguladores del peso.
Además ensenarle a comprender que cuando la comida pretende ser la tirita que tape momentáneamente los problemas que no sabemos gestionar de otra forma, es necesario integrar técnicas para auto-controlarnos. O sea conseguir un mayor control de nuestros impulsos que el no controlarlos son los que nos lleva a atracar la despensa. Ya que la comida muchas veces es una tapadera de nuestras emociones negativas que suponen un refuerzo negativo y positivo, que hace que cada vez que nos sintamos mal, recurramos a la nevera o la despensa para que la emoción desciende y sentirnos mejor.
El problema es que esa mejoría solo dura un momento, para pasar después a la culpa. Por lo tanto, hay que aprender a tolerar las emociones, a abrazarlas como parte de nosotros y no intentar huir de ellas pasándolas al estómago y dirigiéndolas con culpa.
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