DECIRLE ADIÓS AL NINO Y DARLE
LA BIENVENIDA AL JOVEN
La edad de la adolescencia no solamente la viven
los propios adolescentes, sino que también lo hacen sus padres quienes tienen que pasar por ese
arduo proceso de decirle adiós al niño y darle la bienvenida al joven adulto,
experimentando juntos las
contradicciones del adolecente que a veces se siente más niño de lo que es y a
veces más adulto de lo que puede ser, poniendo a prueba la madurez de sus
padres y donde la principal dificultad está en mantener el control. Pero como
adultos debemos recordar que también vivimos esa etapa y que a ellos les gusta
provocar. Lo importante es no morder el anzuelo, sino probarle quién es el adulto,
conservando el control y manteniendo el diálogo en una forma adecuada.
Los adolescentes sienten la
inquietud por probar muchas cosas, aunque la mayoría de las veces no lo harán
de manera consciente. Pero esta inquietud forma parte de su estrategia para
afianzar su personalidad diferenciada. Porque quieren probar que tiene criterio
propio.
Por eso a veces pueden
sorprendernos diciéndonos que quieren hacerse un tatuaje en los ojos, O
simplemente que hay una fiesta el fin de semana y no entienden por qué a ellos
les exigen una hora de llegada a casa, cuando los padres de todos sus amigos no
les dan hora de llegada, motivo por el cual entramos con ellos en discusión.
Estudios que se han realizado
indican que el adolescente ante una discusión ataca, se retira, obedece o
soluciona el enfrentamiento. Todo depende de la personalidad de cada
adolescente y de la estructura familiar en al que crezca.
Cuando atacan lo hacen con
gritos y justifican sus acciones en los defectos de sus padres tachándolos de
intolerantes.
Cuando se retiran, resuelven
la situación con un portazo, o negándose a hablar entonces dejan de comentar lo
que les ocurre, estableciendo así
distancia con los padres
Tanto los que tienen este comportamiento como los
anteriores, están propensos a desarrollar depresión, ansiedad o conductas
delictivas.
Cuando obedecen suele ocurrir
que dan lugar a trastornos del estado de ánimo.
Los adolescentes que son capaces
de solucionar sus problemas son los que tiene lazos de confianza con sus padres
ya que el fondo de ellos mismos quieren conservar, esta conexión
Pero las confrontaciones con
nuestros adolescentes son una excelente oportunidad para ayudarles a ajustar
los patrones de comportamiento con los que saldrá de esta etapa, dándoles una
base para resolver conflictos durante el resto de la vida.
Lo importante es lograr que el
adolescente vea otros puntos de vista diferentes al suyo. Y que aprenda que los
problemas se resuelven mediante el diálogo, entonces habrá aprendido una de las
lecciones más valiosas de la vida. Y lo encaminaremos a que en el futuro pueda
tener relaciones afectivas sanas.
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