martes, 2 de agosto de 2016

EL HELECHO Y EL BAMBÚ, LA FABULA DE LA ESPERANZA

EL HELECHO Y EL BAMBU LA FABULA DE LA ESPERANZA
“La fábula del helecho y el bambú”

Un día decidí darme por vencido: renuncié a mi trabajo, a mi relación y a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que, según decían, era muy sabio.
– ¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? – le pregunté.
-Mira a tu alrededor, -me respondió- ¿ves el helecho y el bambú?
-Sí. -respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, no renuncié al bambú.
En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y, nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se habían pasado ya cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?
El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante…

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes, quizás solo estés echando raíces…


A esta fábula se le llama, la fábula de la esperanza. Porque en su mensaje reside la verdadera esencia de la resiliencia y de la perseverancia, reflejándonos la importancia de no darnos por vencidos cuando nos toca enfrentarnos a un obstáculo, a un reto o a un mal sobrevenido.
En muchas ocasiones, puede que no veamos cambios y que nos cueste gestionar la permanencia en un punto en el que no vemos avance sino estancamiento o, incluso, retroceso. Desde luego que esto forma parte de la vida y que, sin duda, entran en juego muchos factores a la hora de plantearnos si permanecer o no en el camino que creemos que nos conduce a nuestros sueños.
Pero, ¿qué pasa si dejamos de escarbar y realmente nuestro objetivo no estaba tan lejos? Aquí entra en juego un fenómeno que en psicología y economía ha sido ampliamente documentado: la aversión a la pérdida.
Lo mismo ocurre cuando tenemos que lidiar con un mal día o un mal momento. Si creemos que todo está mal, probablemente mantengamos la creencia de que cualquier cosa que hagamos puede empeorar la situación. Esto nos conducirá a un alto grado de inmovilismo y, como sabemos, EL INMOVILISMO ES INCOMPATIBLE CON LA VIDA.
 Por esta razón es tan importante hacer listas de ventajas y desventajas de las distintas opciones que consideramos plausibles a la hora de decidir sobre algo.
La clave para recapitular nuestras posibilidades está, en replantearnos nuestras  prioridades a diario y sobre todo cuando deseamos seguir inmersos de un proyecto vital de la índole que sea, es entonces cuando debemos contemplar qué es lo que merece una inversión de tiempo y esfuerzo como el bambú. Los objetivos más valorados y más fructíferos a largo plazo son los que más nos cuestan, además si de verdad lo crees posible y tienes fuerzas para pelear por ello, merece la pena trabajar para conseguirlo. Entonces el viaje merecerá la pena.
Todo suma y, por ello, la inversión emocional en aquello que queremos merece mucha consideración y mimo por nuestra parte.
Cuando nos encontremos ante algún proyecto que creemos está estancado, recordemos, pues, el mensaje que nos transmite nuestra fábula de hoy: Los intentos nos mantienen fuertes. Las penas nos mantienen humano. Las caídas nos mantienen humildes y el éxito te mantiene brillante… Así es que si no consigues lo que anhelas, no desesperes, quizás solo estés echando raíces…
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Zen-Coach, Educadora de Emociones

Para asesoría personal o empresarial, comisarse a través del email coach@danamilano.com

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