NUESTRO CUERPO ES SABIO Y HABLA
Estudios médicos han confirmado que podemos prevenir o
bien, sanar, si identificamos la situación o los sentimientos que nos bloquean
a nivel emocional.
Nuestro cuerpo es sabio y habla, por eso hay que aprender a
escuchar qué es lo que nos quiere decir, para, desde ahí, ir a la situación que
nos genera malestar y sanarla. Cuando por miedo al rechazo o al abandono, a la crítica
o al juicio pensamos una cosa y decimos otra, sentimos una cosa y hacemos otra,
no somos coherentes es por eso que se producen los desequilibrios emocionales
que nos llevan a enfermar.
De acuerdo con la parte del cuerpo donde se presente el
signo, habrá una explicación emocional para el mismo.
Por ejemplo:
-El dolor en la espalda. Según los expertos, las molestias
en la parte baja de la espalda usualmente reflejan preocupaciones económicas o
sensación de falta de apoyo, las molestias
en la parte alta de la espalda nos dice que estamos cargando cosas que
no nos corresponden.
-El dolor de cuello representa lo que no nos atrevemos a
decir
-el dolor en los tobillos el avance o la resistencia que mostramos
a la hora de aceptar una realidad.
-Los dolores estomacales hablan de la convivencia y de la
habilidad para digerir las situaciones.
-El dolor en los muslos está relacionado con lo que los
demás esperan de nosotros.
-El dolor en las rodillas, está asociado con el orgullo.
-Los problemas del corazón son relacionados con problemas
emocionales básicos, de afectos primarios.
Nuestra vida no es más que un reflejo de nuestro estado
mental, si en nuestra mente hay paz, armonía y equilibrio, entonces nuestras
vidas serán armoniosas, pacíficas y equilibradas. En cambio sí nos dominan
los pensamientos desajustados,
negativos, vengativos nuestra vida será desequilibrada y en ese desequilibrio
aparecen las enfermedades físicas.
También debemos tener en cuenta que las palabras que no
decimos son emociones que no expresamos, que traen como consecuencuencia
frustración y resentimiento sentimiento que enquistado y agravado puede acabar
produciendo rencor, causándonos físicamente desde una ligera molestia temporal
a un profundo malestar que puede dificultar o imposibilitar las relaciones con
la persona que nos ha ofendido. Sentir resentimiento, altera a nivel físico
nuestro sistema inmunológico, lo que nos hace mucho más vulnerables a
enfermedades comunes, como una gripe o un herpes.
La enfermedad puede ser un mensaje del que nuestro cuerpo nos
advierte que no vamos en la dirección correcta, manifestándose en el cuerpo a
través de los síntomas.
La clave para vivir lo más sanos posible está en aprender a
ponerle volumen a las emociones como también a escuchar que es lo que el cuerpo
quiere transmitirnos a través del
malestar físico.
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Zen-coach, Educadora de Emociones
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