jueves, 23 de junio de 2016

RESILENCIA

RESILENCIA

Boris Cyrulnik, célebre neurólogo, psiquiatra y etólogo francés, comenta en sus trabajos que la resiliencia es como un jersey de lana que hemos ido tejiendo sin saberlo a lo largo de todo nuestro pasado. Cada hebra que lo conforma y lo define es una emoción, un pensamiento, una conducta positiva y valiente que nos ha permitido ser personas más fuertes
Entre la experiencia traumática que vivimos en el pasado y la reacción del presente, se abre todo un camino de delicada y profunda lucha personal, en la que tratamos simplemente de unir cada día nuestros pedazos rotos y sanar nuestras heridas gracias a los hilos de autoestima, a los botones de esperanza y  a esas hebras de resiliencia que definía el doctor Cyrulnik.
El trabajo de sanar corazones fragmentados y almas llenas de pesares no se solucionan de un día para otro. El tiempo, en contra de lo que suele decirse, no borra ni edita el dolor del ayer. Lo que hace en realidad es que lo transforma, convirtiéndonos en personas más maduras, más valientes y renovadas.
Por esta razón nosotros somos algo más que todas nuestras batallas pérdidas o nuestras horas de desconsuelo; Como tampoco formamos parte de quien nos hizo daño. Lo que se reflejamos en el exterior  es la actitud ante ese pasado que en alguna forma hemos aceptado convirtiéndonos en personas más dignas
Porque, gracias a ese pasado es que somos más fuerte que todas las heridas que sufrimos, pues es, el que nos permite sonreír  con pasión al presente, pudiendo determinar tanto la realidad como la calidad de este. Por ello, debemos actuar con responsabilidad, gestionando esos conflictos que, de algún modo, enturbian nuestro equilibrio en este mismo momento. Porque gracias al pasado somos esa persona que se ha demostrado a sí misma “que es hábil y que hace cosas realmente bien”.
En cambio, quien se aferra a su pasado de forma ciega y obsesiva pierde su futuro. Quien se empeña en sumergirse nuevamente en sus huecos oscuros, en las voces que le gritaron o en los rostros que le hicieron daño, caerá en una compleja agonía psíquica. En un laberinto personal muy doloroso. Y esto no debemos permitirlo ya que el desasosiego, el rumor del pensamiento negativo, los miedos o el resentimiento provocarán, irremediablemente, que nos hundamos
Es necesario tomar conciencia de esos hechos del pasado que nos enturbian. Hay que desmenuzarlos, ponerlos bajo nuestros microscopios para comprender cómo nos están afectando en el aquí y ahora, y es momento de afrontarlos.
La clave para poderlos gestionar de manera exitosa radica en que pensemos que no somos nuestros errores del ayer. No somos quienes nos negamos amor. Tampoco somos quienes nos menospreciamos comprendiendo que todos somos nuestra actitud ante la vida, y no un simple resultado de todo lo que nos ha sucedido comprendiendo que es la mente la que  interpreta, evalúa y afronta cada acto vivido mediante la autoestima, la resiliencia y la esperanza.
Pongámoslo en práctica, no nos limitemos solo “a dejarnos llevar” por lo que nos sucede. Batallemos cada día por aquello que deseamos ser y recordemos que a veces, es mejor olvidar lo que sentimos  y recordar lo que en verdad merecemos.
No somos lo que nos pasó, somos lo que decidimos ser.
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Zen-Coach, educadora de emociones
Para asesoría personal o empresarial, comunicarse a través de coach@danamilano.com


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