Una gran verdad es que no podemos evitar sentir emociones. Las emociones están ahí porque tienen una función evolutiva, un sentido biológico de supervivencia.
Del mismo modo, las emociones tampoco aparecen o desaparecen cuando tomamos la decisión . Lo mas importantte es que sepamos es que cada uno de nosotros es quien les sube o le baja el volumen.
En el cuerpo humano la amígdala es la parte del cerebro encargada de disparar las emociones, como una respuesta automática en forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar las emociones mediante la fuerza de voluntad esto significaría anular esta respuesta para la que estamos programados genéticamente. Y que por lo tanto es necesaria
Existen casos de personas en quienes la amígdala no está correctamente regulada y puede ocurrir que:
• Se dispara en situaciones donde no existe una amenaza real trayendo como consecuencia la ansiedad
• El cerebro entre en modo de supervivencia y sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo como en la depresión quedándose anclado ahí
Cuando estás en situacones de lucha o que debas huir y si la amígdala ha tomado el mando de tus actos, normalmente ya es demasiado tarde. Por eso debemos aprender a actuar antes, acostumbrándonos a detectar aquellas señales indican que no podras dominar tus emociones. Ya que una vez las emociones nos dominan, somos poco más que bestias acorraladas.
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