EL SACRIFICIO
En la mayoría de
nosotros está muy arraigada la idea de
que tenemos que sacrificarnos para obtener algo que consideramos importante
para nuestra vida y para la vida de nuestros seres queridos.
El concepto de
sacrificio está grabado en nuestro subconsciente y fortalecido en la
larga historia de la humanidad centrado en la idea de tener que luchar y sufrir
para obtener algo mejor.
¿Alguna vez te has
preguntado cómo es que algunas personas tienen tanta Buena Suerte, y obtienen
tan buenos resultados en su vida, como si fuera por Arte de Magia? ¿Piensas que
hay algún código secreto para triunfar en la vida que solamente unos pocos
elegidos han conseguido descifrar?
Afortunadamente poco a poco hemos ido advirtiendo que fuimos creados en medio de
todo lo necesario, que ya somos todo y que ya tenemos todo lo que nos pertenece
y que nuestra única tarea correspondería a agradecer todos esos regalos y
disponernos a recibirlos en el amor. Pero
cuando actuamos motivados por el sacrificio, para superar alguna circunstancia o condición,
cualquier acción surgida del sacrificio puede dar un fruto, pero ese fruto no
tendrá el sabor dulce de la entrega que podría tener si fuera gestado de la
alegría, del agradecimiento y del amor.
Las energías utilizadas en nuestras acciones sacrificadas siempre crearan una sensación de deuda. Debe
ser por eso que es muy común escuchar a los padres decir a sus hijos: “es que
no entiendes el sacrificio que he estado haciendo por ti”. Esto mismo se puede
aplicar a todas las áreas de la vida, en el trabajo, con la pareja, en la
familia, en las sociedades, en la comunidad, en todas partes.
Una vida centrada en el
sacrificio no tiene razón de ser. Si somos amados y nuestro bien está
asegurado, no existe la necesidad de sufrir para lograr nuestros objetivos.
Podemos pedir y aceptar todo lo que necesitamos para nosotros y para nuestros
seres queridos en medio de la alegría de saber que todo es mucho más fácil de
lo que pensamos.
El universo está
dispuesto a darlo todo al mismo tiempo porque es rico y abundante. No hay
necesidad de pedir proporciones o trozos dentro de esa inmensa abundancia
natural. Si lo hacemos así, así se nos dará. Como sea nuestra voluntad, así
será.
DANA MILANO
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