EL RECHAZO
El rechazo nos lleva a
lo desconocido, lo que la mayoría de las personas define como malo. Pero las
personas exitosas se condicionan a ellos mismos para reconocer que en el
rechazo es donde se encuentran las cosas buenas. No tienen miedo de encontrar
otra puerta.
SER RECHAZADOS NOS
AFECTA
A veces el rechazo sucede por cosas
poco importantes, como que no te acepten en tu universidad preferida, no
te seleccionen para el equipo deportivo que más te interesa, o no tengas pareja
para ir al baile de fin de curso. También puedes sentirte rechazado en
situaciones cotidianas, por ejemplo si tu chiste no ha hecho gracia, si nadie
se acuerda de guardarte sitio en la mesa a la hora de comer o si la persona que
te gusta de verdad habla con todo el mundo salvo contigo.
Sentirse rechazado es lo
contrario a sentirse aceptado. Pero el hecho de que una persona reciba un
rechazo (algo que a todos nos ocurrirá algunas veces) no significa que no la
aprecien, valoren o consideren importante. Solo significa que, una vez, en una
situación y con una persona en concreto, las cosas no han salido bien.
El rechazo duele. Pero
es imposible evitarlo por completo. De hecho, no sería bueno hacerlo: las
personas que tienen demasiado miedo al rechazo pueden no atreverse a intentar
algo que desean. Desde luego, evitan el rechazo, pero también tienen
absolutamente garantizado que nunca conseguirán lo que desean porque no se
atreven a intentarlo.
¿Qué tal si cada vez que
enfrentamos el rechazo, pensamos en ello como una oportunidad para nosotros de
abrir una puerta hacia un lugar mejor, en vez de darle tanto poder, tiempo y
energía a ese rechazo? Cuando cambiamos nuestro sistema mental de esta forma,
abrimos la puerta con entusiasmo porque nuestro siguiente nivel está, de hecho,
esperando por nosotros.
DANA MILANO
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