LA SABIDURIA DE LA SOLEDAD
Hay quienes ven la soledad como un suplicio o como un
fracaso personal, porque piensan que es una maldición o una condena para el
alma, es por esa creencia que la desesperación puede llevar a muchos a buscar
cualquier persona, a cualquier pareja que llene ese vacío o miedo existencial a
pesar de que no sea una relación sincera, basada en un afecto inmaduro,
dependiente y tóxico.
La soledad no es un vacío ni tampoco debe entenderse como
un rechazo social ya que es una dimensión de la que hemos de aprender desde muy
pequeños, y que todo padre o educador debe fomentar enseñándola como un valor
mediante el cual, podemos aprender a ser nosotros mismos, a aceptarnos, a
conectar con nuestras emociones y sentimientos evitando a su vez la dependencia
de los demás.
La sabiduría de la soledad no se aprende de un día para
otro, esta se entiende desde la infancia, ya que a través de la madurez
emocional es cuando empezamos a promoverla, puesto que todo niño que es capaz
de aprender a ser valiente, y a enfrentarse
a la incertidumbre sin un apego ansioso o dependiente, el día de mañana será un
adulto que ha aprendido de la sabiduría de la soledad.
Quien evita la soledad tiene una necesidad de sentirse
amado por que es una persona con una baja autoestima y para quien la palabra
“soledad” es sinónimo de fracaso y de abandono
La clave para entender que la soledad no es un vacío que
hay que llenar con cualquier cosa está en, entenderla como un espacio donde
aprender a quererte, donde conectar contigo mismo y a su vez, conectar mejor
con aquellos que amas, además un espacio donde encontraras todas las respuestas
a tus preguntas
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