viernes, 6 de febrero de 2015

EL ABRAZO

EL ABRAZO
“Si supiera que esta fuera la última vez que te viera salir por
la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo
para darte más. Gabriel García Márquez”
Se ha comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos
bien, y una de las formas más importantes de contacto físico es el abrazo.
Cuando nos tocamos y nos abrazamos con espíritu solidario y alegre,
llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros
propios sentimientos.
Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo
que sentimos. Otras veces, simplemente no nos atrevemos a decirlas, ya
sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se
puede contar con el idioma no verbal de los abrazos.
No solo debemos utilizar el lenguaje también debemos utilizar
la sabiduría intuitiva, sin palabras y escuchar con el corazón. Así
percibiremos el significado más profundo del misterio al que llamamos
amor.
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el
dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas
positivas en quien toca y en quien es tocado.
Acrecienta la voluntad de vivir a los enfermos. Es de todos bien sabido
que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para
mantenerse y doce para crecer como personas.
¿Que nos brinda un abrazo?
Seguridad: No importa cuál sea nuestra edad ni nuestra posición en la
vida, todos necesitamos sentirnos seguros. Si no lo conseguimos actuamos
de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.
Protección: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es
más para los niños y los ancianos quienes dependen el amor de quienes
los rodean.
Confianza: La obtendremos de la sensación de seguridad y protección
que recibimos. La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se
impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de
la vida.
Fortaleza: Quizá pensamos que la fortaleza es una energía desarrollada
gracias a la decisión de un individuo pero siempre podemos transmitir
nuestra fuerza interior convirtiéndola en un don para el prójimo para
confirmar y aumentar la energía ajena. Cuando transferimos nuestra
energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
Sanación: Nuestra fortaleza se convierte en poderosa energía curativa
cuando la transmitimos por medio del abrazo. El contacto físico y el
abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias
menores.
Autovaloración: El reconocimiento de que valemos es la base de toda
satisfacción y todo éxito en nuestra vida. Mediante el abrazo podemos
transmitir el mensaje de reconocimiento al valor y excelencia de cada
individuo.

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