DEJAR LA AGRESIVIDAD
Somos nosotros los
que estamos sufriendo mientras odiamos, aunque nos cueste darnos cuenta ,
desafortunadamente pensamos que castigamos con nuestro odio a quien odiamos,
pero solo nos castigamos a nosotros
mismos y lo que hacemos mientras mantenemos el odio es cederle el poder sobre
nuestro bienestar precisamente a la persona que menos desearíamos que lo
tuviese.
Sin embargo el odio y la agresividad juegan un papel fundamental en nuestra supervivencia,
y cuando elegimos conscientemente dejar de odiar, puede que surge el miedo a
quedar indefensos, pero una vez que nos acostumbramos a funcionar de otra
manera liberamos nuestro dolor y nuestras emociones se aclaran, comprendemos lo
infantil y ridículo que es ver a un adulto mal humorado como un niño pequeño.
Tememos que al perder
nuestra agresividad perdemos nuestra consciencia del peligro, pero en realidad
es justamente lo contrario. .
La conocida frase cristiana
de "PONER LA OTRA MEJILLA" ha provocado mucha confusión al
interpretarla en el sentido físico cuando su verdadero sentido es aplicada al
plano emocional: por mucho que me provoques yo elijo mantener mi bienestar
interior, lo que no tiene nada que ver con que si tu me atacas físicamente yo
me puedo defender porque tengo el mismo derecho que tu a vivir y a mantener mi
integridad y mi bienestar físico.
Para aquellos que
piensen que dejar de ser agresivos es caer
en un exceso de bondad, la imagen más clara de esto es la actitud del
maestro de artes marciales, que cuanto más serenidad interior tiene, más paz
interior, amor hacia sí mismo y hacia su contrincante, más eficiente es en el
combate exterior
Dejar de ser
agresivos no equivale a ser débiles!!
DANA MILANO
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