sábado, 25 de junio de 2016

ENTENDER NUESTRO CUERPO ES ENTENDER EL LENGUAJE EMOCIONAL

ENTENDER NUESTRO CUERPO ES ENTENDER EL LENGUAJE EMOCIONAL

Todos estamos sintiendo que el mundo está cambiando, de hecho podemos observarlo en la tecnología, en la manera como nos comunicamos, en el tiempo.
Para afrontar este nuevo mundo necesitamos explorar nuestra parte más emotiva y creativa, que es nuestro cuerpo ya que a través de él, podemos comunicarnos y podemos reflejar  cómo nos sentimos ofreciéndonos información constante sobre nuestro estado de ánimo. Es por ello y de vital importancia entender los mensajes de nuestras emociones, hacerlo; repercute no solo en nuestra salud, sino también en la forma en que nos relacionamos con los demás.
Entender nuestro cuerpo es aprender a entender el lenguaje de las emociones pues las causas más comunes de la enfermedad son las actitudes y las emociones negativas. La búsqueda de atención, la evitación de situaciones desagradables o huir de ellas, son situaciones donde nuestro cuerpo habla, habitualmente produciendo síntomas como señales de que algo no va bien.
Las personas que no entienden que estas reacciones están causadas por las emociones desagradables que experimentamos, sufren a menudo enfermedades físicas causadas por su bloqueo emocional.
Por esta razón es importante diferenciar entre oír y entender. Oír es solo usar ese sentido que nos hace situarnos en el mundo que nos rodea. Entender tiene un especial sentido de prestar atención. Puede ser que oigamos, pero que no estemos entendiendo.
Entender implica un compromiso, significa estar ahí, percibir lo que nuestro cuerpo y emociones  nos dicen, y lo que nos quieren trasmitir.
 Existen numerosas investigaciones que avalan el poder de las emociones sobre el cuerpo humano. Los investigadores han encontrado una relación más que evidente entre el dolor y el estrés.
El estrés emocional, problemas emocionales manifestados a nivel físico, que no logramos gestionar correctamente, puede dejarnos su marca permanente en nuestro cuerpo.
Por Ejemplo
La depresión, la ansiedad, la irritabilidad, el, miedo, y el nerviosismo. son consecuencia de pensamientos excesivos de  temor al fracaso, excesiva autocrítica,  lo que conduce  que tengamos un trato brusco hacia los demás, haciendo que algunas personas incrementen el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, llevándola a tener un aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar de dientes. Además experimentar cambios físicos como tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, respiración agitada, alteraciones en el sueño, disfunción sexual.
La clave principal para adaptarnos a este cambio está en atender nuestra mente, ya que ella es responsable de nuestros pensamientos elevados, que nos permiten sopesar el costo y el beneficio de la toma de decisiones, además de que cuando la escuchamos podemos reconocer nuestros sentimientos y emociones.
Es escuchando nuestro interior como podremos prepararnos para superar los sentimientos y las emociones desagradables, y así poder concentrarnos en las actividades de la vida diaria. Reconocer estas emociones es el primer paso para superarlas.
La segunda clave está en que antes de enfadarte, culparte o bloquearte, escucha a tu interior, aparta de tu mente, las emociones y los sentimientos negativos. Prepárate física y mentalmente para escucharte atentamente, nadie es mejor interlocutor para tu cuerpo que tú mismo.
Y tercero entender que combatirse a uno mismo es la guerra más difícil; vencerse a uno mismo es la victoria más bella
#DANAMILANO #danamilanocoach
Zen-coach, Educadora de Emociones

Para asesoría y consultas personales y privadas comunicarse escribiendo al email coach@danamilano.com

jueves, 23 de junio de 2016

RESILENCIA

RESILENCIA

Boris Cyrulnik, célebre neurólogo, psiquiatra y etólogo francés, comenta en sus trabajos que la resiliencia es como un jersey de lana que hemos ido tejiendo sin saberlo a lo largo de todo nuestro pasado. Cada hebra que lo conforma y lo define es una emoción, un pensamiento, una conducta positiva y valiente que nos ha permitido ser personas más fuertes
Entre la experiencia traumática que vivimos en el pasado y la reacción del presente, se abre todo un camino de delicada y profunda lucha personal, en la que tratamos simplemente de unir cada día nuestros pedazos rotos y sanar nuestras heridas gracias a los hilos de autoestima, a los botones de esperanza y  a esas hebras de resiliencia que definía el doctor Cyrulnik.
El trabajo de sanar corazones fragmentados y almas llenas de pesares no se solucionan de un día para otro. El tiempo, en contra de lo que suele decirse, no borra ni edita el dolor del ayer. Lo que hace en realidad es que lo transforma, convirtiéndonos en personas más maduras, más valientes y renovadas.
Por esta razón nosotros somos algo más que todas nuestras batallas pérdidas o nuestras horas de desconsuelo; Como tampoco formamos parte de quien nos hizo daño. Lo que se reflejamos en el exterior  es la actitud ante ese pasado que en alguna forma hemos aceptado convirtiéndonos en personas más dignas
Porque, gracias a ese pasado es que somos más fuerte que todas las heridas que sufrimos, pues es, el que nos permite sonreír  con pasión al presente, pudiendo determinar tanto la realidad como la calidad de este. Por ello, debemos actuar con responsabilidad, gestionando esos conflictos que, de algún modo, enturbian nuestro equilibrio en este mismo momento. Porque gracias al pasado somos esa persona que se ha demostrado a sí misma “que es hábil y que hace cosas realmente bien”.
En cambio, quien se aferra a su pasado de forma ciega y obsesiva pierde su futuro. Quien se empeña en sumergirse nuevamente en sus huecos oscuros, en las voces que le gritaron o en los rostros que le hicieron daño, caerá en una compleja agonía psíquica. En un laberinto personal muy doloroso. Y esto no debemos permitirlo ya que el desasosiego, el rumor del pensamiento negativo, los miedos o el resentimiento provocarán, irremediablemente, que nos hundamos
Es necesario tomar conciencia de esos hechos del pasado que nos enturbian. Hay que desmenuzarlos, ponerlos bajo nuestros microscopios para comprender cómo nos están afectando en el aquí y ahora, y es momento de afrontarlos.
La clave para poderlos gestionar de manera exitosa radica en que pensemos que no somos nuestros errores del ayer. No somos quienes nos negamos amor. Tampoco somos quienes nos menospreciamos comprendiendo que todos somos nuestra actitud ante la vida, y no un simple resultado de todo lo que nos ha sucedido comprendiendo que es la mente la que  interpreta, evalúa y afronta cada acto vivido mediante la autoestima, la resiliencia y la esperanza.
Pongámoslo en práctica, no nos limitemos solo “a dejarnos llevar” por lo que nos sucede. Batallemos cada día por aquello que deseamos ser y recordemos que a veces, es mejor olvidar lo que sentimos  y recordar lo que en verdad merecemos.
No somos lo que nos pasó, somos lo que decidimos ser.
#DANAMILANO #danamilanocoach
Zen-Coach, educadora de emociones
Para asesoría personal o empresarial, comunicarse a través de coach@danamilano.com


martes, 21 de junio de 2016

EL SUFRIMIENTO UTIL

EL SUFRIMIENTO UTIL

Hay veces en que sencillamente, no podemos más.
El estrés emocional ocasionado por tantas decepciones, fracasos y por cada “no” encontrado en el camino, nos obliga a detenernos. Es entonces cuando aparece la indefensión y la clara sensación de que hemos perdido el control sobre nuestras vidas. Y lloramos  a escondidas sin saber que la vida nos está haciendo un favor, que no es el fin del mundo, sino el principio de algo mejor. Pues cada una de las desilusiones sufridas, son las que nos permiten más tarde encontrar ese motivante con el cual, aprender a hacer las cosas por nosotros mismos, y sobre todo a ser más fuertes.
Es verdad que nadie llega a este mundo enseñado de fábrica. Las lágrimas son como ritos de paso que hemos de experimentar a la fuerza para seguir creciendo, para saber “quién sí y quién no”, para ponernos a prueba y medir nuestras fortalezas.
Lo llorado por lo aprendido es lo que yo le llamo el sufrimiento útil. Yo también he llorado por cebollas que no valían la pena, por sueños que se llevó el viento y por dulces deseos que se tornaron amargos…
Judith Orloff, psiquiatra y autora del libro “Libertad emocional, cómo dejar de ser víctimas de las emociones negativas”, nos dice que el primer paso para propiciar el equilibrio interior es el llanto. Después de las lágrimas llega la calma, y seguidamente, la claridad.
Tras el dolor llega la oportunidad
Es muy posible que hayas oído en numerosas ocasiones esa expresión de que “solo quien ha sufrido puede entender qué es la vida de verdad”. Cabe decir que esto no es del todo cierto. La  felicidad también enseña, y nos ofrece adecuados recursos. Ahora bien, la adversidad es a su vez ese cruce en el camino por el que la mayoría habremos de pasar alguna vez.
Cuando la crucemos, cuando experimentemos el dolor en alguna de sus formas, ya no seremos los mismos, pues el dolor fue el que nos permitió  aprender a ser más hábiles, mejores estrategas, con mentes resilientes y personas capaces de ver nuevas oportunidades. Porque aunque pensemos que la vida nos ha dado un “no” rotundo, a veces, no es más que un “espera un poco más”…
Por esta razón el llanto es un desahogo emocional es un mecanismo adecuado y liberador para sosegar la mente y ver las cosas de otro modo.
Una vez hemos llorado por esa decepción, por esa ruptura o ese fracaso, es necesario generar el cambio.
El error en el que caemos a menudo es que  esperamos a que ocurra algo a nuestro alrededor para encontrar entonces un motivante, un propósito que nos permita seguir avanzando para dejar atrás lo sucedido. Pero este no es el enfoque que debemos darle, lo más acertado es; ser nosotros mismos el propio cambio, lejos de esperarlo desde el exterior, porque justo cuando uno deja de esperar y reaccionar, la propia vida cambia, es en los momentos de dificultad personal cuando descubrimos cuántas fortalezas se hallan en nuestro interior y todo lo que somos capaces de hacer. Porque aunque no lo creas, somos como los robles, que cuanto más les embiste el viento, más fuertes crecen.
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Zen-coach, Educadira de Emocioners
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